Dengue: cómo el cambio climático impacta directamente en la epidemia de Argentina

El fuerte brote de dengue se asocia al aumento de las temperaturas, particularmente de las mínimas, que permiten al mosquito transmisor del virus sobrevivir más tiempo y propagar la infección.

Curiosidades05/04/2024EcoObjetivoEcoObjetivo
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Dengue: cómo el cambio climático impacta directamente en la epidemia de Argentina

Las tendencias de las temperaturas están en aumento en todo el territorio nacional,  alcanzando casi los dos grados en la región noroeste de Argentina (NOA). Ese incremento se relaciona con la suba sostenida de casos de dengue que se viene registrando en los últimos años en el país. Así lo indica Elizabet Estallo, investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC especializada en esta temática, y coautora de un estudio que analiza la relación entre variables climáticas e incidencia del dengue en Argentina publicado recientemente.

“Son las temperaturas mínimas en aumento las que determinan que los mosquitos estén activos más tiempo, con más número de días con temperaturas óptimas para la transmisión del virus dengue”, indica Estallo.  Eso es precisamente lo que sucede en Córdoba: “En la provincia tenemos temperaturas mínimas que superan los 12 grados, por encima del umbral que Aedes aegypti necesita para crecer y reproducirse. Y si tenemos más meses del año con mínimas superiores a ese umbral de manera sostenida en el tiempo, el mosquito estará activo más tiempo y prolongará su actividad. Actualmente, tenemos registros de la actividad del vector hasta finales de mayo, veremos hasta cuando se prolonga durante esta temporada”.

Junto a un equipo de investigación, Estallo llevó a cabo un estudio que incluyó análisis para todo el país, del que se desprende que el cambio climático incide en las epidemias de dengue registradas en las últimas décadas y en la transmisión del virus en diferentes regiones de Argentina. El estudio analiza y compara cómo se comportaron las variables climatológicas (temperatura y precipitación), epidemiológicas (número de casos de dengue reportados) y biológicas (rangos de temperatura óptimos para la transmisión del mosquito) en dos períodos históricos: uno en el que no hubo casos de dengue (1976-1997) y otro en el que se registraron brotes importantes (1998-2020).

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Doce de las 20 ciudades analizadas (es decir, el 60%) mostraron un aumento en el número de días adecuados para el vector, principalmente ciudades del centro del país, donde los casos de dengue vienen en aumento en las últimas décadas.

“Observamos que la presencia y expansión del  dengue y de brotes epidémicos hacia regiones en las que antes no se había registrado circulación del virus coincide con el aumento de la temperatura y anomalías en el largo plazo. En cambio, no parecen estar asociados a cambios en las precipitaciones”, apunta la científica de la UNC y el Conicet.

Las conclusiones indican también que el número de días con temperaturas óptimas para la transmisión del dengue viene aumentando desde 1976. Además, la cantidad de meses con temperaturas ideales para la transmisión también subió entre los períodos analizados, aunque en menor medida.

Así, cuanto más tiempo viva el vector del dengue, mayor es su capacidad de contagio. “Un mosquito con el virus infecta durante toda su vida. En el laboratorio hemos comprobado que puede vivir un mes. Así que un sólo mosquito picando gente un mes completo, levanta sensiblemente el número de casos”.

Los resultados del estudio prevén además que la expansión y transmisión del dengue irá en aumento a medida que las temperaturas mínimas sean cada vez más altas. A escala global, la temperatura promedio de la superficie de la Tierra viene en ascenso:  2023 fue el año más caluroso de la historia y se pronostica que 2024 puede ser todavía más caluroso, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), el Programa de Observación de la Tierra del programa espacial europeo.

La zona sur y sureste de Córdoba, donde hay más mosquitos

Detectar las zonas de la ciudad de Córdoba con mayor temperatura y diversidad de mosquitos -entre ellos, el transmisor del dengue- es el objetivo de un estudio financiado por la National Geographic que inició en 2021 y se encuentra en etapa de elaboración de conclusiones. El proyecto fue desarrollado por especialistas de la UNC y el Conicet, e incluyó la colocación de 60 trampas en 30 sitios distribuidos en toda ciudad, junto con la medición de la temperatura en esas zonas y el cruce de la información de campo con imágenes satelitales.

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30 sitios de la ciudad de Córdoba donde se colocaron dos tipos de trampas (de luz y pegajosas) durante 6 meses para registrar actividad de Aedes aegypti. Fuente: Mapa elaborado por Juan Ariel Insaurralde. Doctor en Geografía. Profesional principal Conicet. Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIByT). 2024.

De acuerdo con la toma de muestras realizadas durante seis meses en una treintena de sitios de la ciudad, se encontró la mayor abundancia de mosquitos en la zonas sur y sureste de la capital cordobesa, asociadas a urbanizaciones de nivel medio, de viviendas con patios y espacios verdes. Pero además hallaron allí una mayor biodiversidad. “Es decir, en las zonas sur y sureste no sólo hay una mayor abundancia de mosquitos de todas las especies -y no únicamente de Aedes aegypti. También hay más cantidad de especies de mosquitos en la periferia que en la parte centro, y esto se debe en mayor medida a las condiciones adecuadas para que estos insectos puedan no sólo encontrar alimento sino también un refugio y sitios para poner sus huevos. Por lo general, alrededor de las viviendas encontramos recipientes en desuso ideales para que el vector del dengue ponga sus huevos”, explica la especialista. Y agrega que, sin embargo, se detectaron mosquitos de diferentes especies en todos los puntos de la ciudad donde se realizaron los muestreos.

“El centro de la ciudad de Córdoba es la parte más urbana, donde hay edificaciones y calles de asfalto. A medida que nos vamos hacia la periferia, la urbanización va disminuyendo y encontramos otro tipo de viviendas: casas de familia en barrios, con patios, jardines y un porcentaje de verde, un ambiente óptimo para la acumulación de cacharros y recipientes artificiales donde se cría y reproduce el mosquito.  Ahí el nivel de urbanización es intermedio. Mientras que en la periferia, la urbanización es baja, hay pocas casas y predomina la vegetación”, describe la experta.

El muestreo evidenció que en toda la ciudad se identificaron 13 especies de mosquitos adultos, de las cuales las más abundantes son Culex quinquefasciatus (más del 70%) y Aedes aegypti (cerca del 10%). Aunque esa relación se invierte durante el verano, ambas especies son de importancia sanitaria por ser vectores de virus, que provocan enfermedades en humanos como la encefalitis de San Luis y el dengue, respectivamente.

Fuente: Candela Ahumada - Unidad Central de Comunicación Institucional – UNC
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