Encuentran en los océanos alternativas más sostenibles para la alimentación mundial

Curiosidades 16 de mayo de 2021 Por EcoObjetivo
Se espera que para el 2050 la población mundial supere los 10.000 millones de personas. La incorporación de nuevas especies piscícolas aumentaría la disponibilidad de alimento, al tiempo que aliviaría la sobreexplotación y empobrecimiento de los bancos de las especies más consumidas.
Algas Oceanos
La gran esperanza para los que abogan por una alimentación basada en fuentes marinas son las algas Foto: gentileza

Es un hecho que la población mundial va en ascenso y los requerimientos alimentarios tendrán que acompañar el crecimiento demográfico. Estamos por tanto ante una encrucijada en la que urge buscar alternativas más sostenibles que garanticen la futura alimentación de la población mundial, sin comprometer nuestro futuro.

Un reciente estudio efectuado por investigadores de la Universidad de Copenhage. sugiere la incorporación de nuevas especies piscícolas que hasta ahora no han sido explotadas comercialmente para así incrementar en gran medida la disponibilidad de alimento, al tiempo que aliviaría la sobreexplotación y empobrecimiento de los bancos de las especies más consumidas. 

Bivalvos y algas

Dentro de las especies estudiadas, dos resultan muy prometedoras: los moluscos y las algas. Los moluscos, específicamente los bivalvos, son una de las fuentes de alimento con menor impacto ambiental debido a los escasos requerimientos que implica su cultivo o cría: son organismos sésiles y filtradores, que obtienen su alimento filtrando el agua. Sin embargo, cuando se conocen más de 10.000 especies de bivalvos, apenas son explotados.

Pero sin duda, la gran esperanza para los que abogan por una alimentación basada en fuentes marinas son las algas, una alternativa más sostenible y beneficiosa para el medioambiente. Son el principal pulmón del planeta, limitan la acidificación de las aguas y, según inciden los autores del estudio danés, “están repletas de nutrientes increíblemente saludables, vitaminas, proteínas y ácidos grasos buenos”. Por si fuera poco, son fáciles de cultivar y tienen una tasa de crecimiento muy elevado: se ha estimado que una extensión de algas de 180.000 km2 —el tamaño del estado de Washington— cubriría las necesidades proteicas de toda la población mundial.  No obstante, a día de hoy, apenas 500 de las 10.000 especies conocidas son explotadas como alimento, fundamentalmente en los países asiáticos donde es un alimento indispensable desde tiempos inmemoriales.

Cuatro factores clave para una dieta basada en fuentes marinas

En los últimos años se han multiplicado los estudios que analizan la viabilidad a corto plazo de una dieta global sustentada en fuentes marinas alternativas. “The future of food from sea” ­­—publicado en agosto de 2020 en la revista Nature— identifica 4 factores clave para alcanzar este objetivo:

  1. Una gestión y ordenación a escala global de la pesca tradicional. Esto supone alcanzar un acuerdo mundial para establecer y hacer cumplir cuotas de captura y periodos de veda, a fin de evitar la sobreexplotación.
  2. Potenciar y realizar una apuesta decidida por la acuicultura marina.  El artículo se centra en las fuentes animales, por eso habla especialmente de bivalvos, pero sería extrapolable también a las algas (las dos fuentes de proteína de origen marino más sostenibles desde un punto de vista medioambiental y económico).
  3. Desarrollo tecnológico, que permita llevar a una mayor escala la explotación de especies menos accesibles y minimizar el impacto de la acuicultura tradicional, reemplazando los piensos actuales obtenidos de otros peces y crustáceos por alternativas más sostenibles.
  4. Aumentar y favorecer la demanda de estos nuevos alimentos con programas que varíen la percepción de la sociedad, favoreciendo su introducción en los mercados y garantizando unos precios accesibles que los hagan más atractivos para el consumidor.

El riesgo de la explotación masiva

Lo que no contempla el citado artículo es si una explotación masiva de estos nuevos recursos oceánicos puede llegar, a largo plazo, a ser contraproducente, como ha acabado por suceder con la ganadería y la agricultura intensiva. Algo que no es descartable. El ejemplo más paradigmático es el de las algas, a priori la alternativa más sostenible, pero que también puede conllevar sus riesgos y problemas. Por ejemplo, si se produce un crecimiento desmesurado o no se realiza su correcta recolección pueden llegar a pudrirse liberando toda su carga de CO2 al medio. Igualmente, una proliferación excesiva en áreas concretas podría llegar a limitar la cantidad de luz y la disponibilidad de nutrientes afectando a otras especies fotosensibles y con ello alterando y empobreciendo el ecosistema. Es cierto que los océanos abarcan una vasta extensión en comparación con la superficie continental pero conviene tenerlo presente.

Fuente: Bbvaopenmind 

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