Energías limpias: hay que compatibilizar normas con el desarrollo industrial  

El ingeniero Carlos Muñoz  es el líder de una empresa dedicada a la tecnología y maquinaria para generar energía limpia. Desde su punto de vista hay que facilitar el financiamiento para generar energías renovables.

General06/09/2021EcoObjetivoEcoObjetivo
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Carlos Muñoz ve un panorama favorable pero perfectible para la energías limpias.Foto: Gentileza.

CMM Ingeniería es una empresa radicada en el Gran Buenos Aires, que desde hace varias décadas se dedica a la generación y distribución de energía. Su titular, Carlos Muñoz, la define como “una empresa de ingeniería que terceriza prácticamente el 90 por ciento de todo lo que hace, trabajando con hasta 4 talleres alrededor. Se trata de una pyme que básicamente genera valor agregado”.

En referencia al desarrollo de las energías renovables en la Argentina, Muñoz indicó que “hace algunas semanas Argentina alcanzó el récord de la generación renovable que cubrió casi el 25 por ciento de la demanda de energía del país. Yo diría que está en pleno desarrollo la instalación de renovables en nuestro país”.

Profundizando el análisis, el empresario manifestó: “La actividad de las energías renovables ha sido prácticamente monopolizada en los últimos años por grandes inversores que han instalado plantas fotovoltáicas y también molinos eólicos en la medida de que existieran líneas de transmisión que pudieran sacar la energía que esos molinos producen”.

El marco regulatorio

Con respecto al marco regulatorio para la generación de energías limpias, Muñoz destacó la existencia de normas que la alientan, pero advirtió sobre un necesario ajuste de esas legislaciones.

“Nuestra actividad está dirigida a la producción distribuida de energía, es decir, nos dedicamos a pequeñas plantas accesibles al común de la gente. Existe desde hace unos años una ley de generación distribuida nacional a la cual varias provincias van adhiriendo de manera tal que las cooperativas o las prestadoras de la distribución de la energía en cada pueblo o ciudad están obligadas a comprar la energía excedente que pueda generar cualquier particular. Eso es muy importante”, expresó.

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Aerogenerador de eje horizontal. Foto: Gentileza.

“Aquí hay que tener cuidado con un detalle, que es compatibilizar la legislación existente con el desarrollo de la industria nacional, es decir, cada vez que importamos algo pagamos sueldos de obreros de otros países. En Argentina existen varias fábricas de molinos de eólicos que no fueron favorecidos con el compre nacional, sino que se importaron casi todos los molinos por lo que se perdió una gran oportunidad del desarrollo autónomo no dependiente de la generación eólica. Pero esto está en camino de revertirse”, señaló.

“En cuanto a lo fotovoltáico es prácticamente imposible desde el punto de vista económico fabricar las celdas, hay solo dos o tres fábricas en el mundo. Sí se fabrican en Argentina, en CONEA y en INVAP las celdas para los paneles solares de nuestros satélites, pero se puede pagar el costo que ello implica porque son de altísimo rendimiento”, apuntó.

Una oportunidad en el horizonte

“Yo diría que estamos encaminados para que los particulares que estén interesados en independizarse de las redes puedan colocar su propio generador eólico o eventualmente fotovoltáico. Nosotros estamos desarrollando unos parabólicos para reemplazar la importación. Es un tema de costos, de que consigamos acompañantes, tratamos de nacionalizar todo lo que se pueda. Minihidroeléctricas ya hay algunas empresas que las hacen”, aclaró, agregando que  “con paciencia se va a ir cubriendo ese mercado doméstico de autogeneración porque legalmente está permitido”.

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Turbina hidrocinética sumergible. Foto: Gentileza.

Sobre las perspectivas para el sector de generación hidroeléctrica con miniturbinas, Carlos Muñoz advirtió que “lo que estamos haciendo es proponer la descentralización de la generación de la energía, ahora es relativamente barato generar en continua y transformar en alterna a través de baterías, y la ventaja enorme de la minihidroeléctrica es que no hacen falta diques, no se afecta demasiado el flujo de peces ni la ecología. El tema es que tienen su costo estas centralitas, el costo financiero”.

“En Argentina está vigente la Ley de Entidades Financieras de la dictadura, que en la práctica prohíbe a los bancos nacionales prestar para producción. De ahí las disparatadas tasas y las dificultades para financiarse fácilmente. Pero si lográramos rebatir eso, el acceso a la financiación económica para comprar este tipo de pequeñas centrales sería mucho más sencillo y su amortización mucho más rápida. Pero siempre las pequeñas centrales hidroeléctricas producen menos daño que las grandes centrales que requieren estudios ambientales importantes”, remarcó.

 

 

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