¿Ser o ser sostenible?

General 31 de octubre de 2021 Por Nicolás Liarte-Vejrup *
El equilibrio socio-ambiental actualmente no es sostenible. De continuar ejerciendo esta presión sobre los recursos naturales pondremos en riesgo nuestra supervivencia.
economia circular - agora diario
¿Ser o ser sostenible? Foto: gentileza

Ya no tenemos motivos para preguntarnos cómo deberíamos actuar, vivir y convivir en comunidad, si no es en forma sostenible. Ya bien en términos individuales o colectivos, personales o corporativos. No puede haber un plan B porque no existe ningún planeta B fueron las palabras de Ban Ki Moon en el Día de la Tierra en 2015.

En los últimos 20 años, se han multiplicado las voces a nivel global que exigen cambios en la forma que producimos bienes y servicios. Sin embargo, el equilibrio socio-ambiental actualmente no es sostenible. De continuar ejerciendo esta presión sobre los recursos naturales pondremos en riesgo nuestra supervivencia.

El clima de la Tierra ha variado muchas veces a lo largo de su historia debido a cambios naturales. Pero, hoy este calentamiento global está vinculado al proceso de industrialización iniciado hace más de un siglo y, en particular, a la combustión de cantidades cada vez mayores de petróleo y carbón, la tala de bosques, diversos métodos de explotación agrícola, entre otras acciones humanas.

Las presiones que ejercemos sobre el planeta son tan elevadas que los científicos están estudiando si la Tierra ha entrado en una época geológica completamente nueva: el Antropoceno, la era de los seres humanos. El informe de desarrollo humano del 2020 reconoce que somos las primeras personas que vivimos en una era definida por las elecciones humanas, en la que el riesgo dominante para nuestra supervivencia somos nosotros mismos.

Para no morir en el intento, debemos prosperar en esta nueva era, encontrando el camino del progreso que respete la interrelación entre los destinos de las personas y el planeta, y reconozca que la huella, hídrica, material y de carbono de quienes más tienen están socavando las oportunidades de las personas que menos tienen.

Las proyecciones del informe elaborado por el grupo de estudio IPCC indican que en las próximas décadas los cambios climáticos aumentarán en todas las regiones. Según el informe, con un calentamiento global de 1,5°C, se producirá un aumento de las olas de calor, se alargarán las estaciones cálidas y se acortarán las estaciones frías; mientras que con un calentamiento global de 2°C los episodios de calor extremo alcanzarían con mayor frecuencia umbrales de tolerancia críticos para la agricultura y la salud.

La producción y consumo del sistema económico capitalista presupone recursos ilimitados en un modelo de producción lineal. Esta lógica conlleva la sobreexplotación de recursos naturales y fomenta el consumo desmedido y la abismal producción de desechos. Cada año, se desechan 50 millones de toneladas de residuos electrónicos. A modo de poder graficarlo se podría decir que todos esos residuos alcanzarían para levantar 4500 Torres Eiffel y tapizar toda la isla de Manhattan. Gastamos más de lo necesario para producir, ensuciamos nuestro medio ambiente y al mismo tiempo aumentamos innecesariamente el coste de la vida.

En lugar de la cultura de “usar y tirar” que nos propone el modelo económico; debemos incorporar el modelo de "durar, reparar y reciclar". Se concibe como un ciclo de desarrollo positivo continuo que preserva y mejora el capital natural, optimiza los rendimientos de los recursos y minimiza los riesgos del sistema al gestionar reservas finitas y flujos renovables.

No se trata de tirar todo y volver a empezar. La sostenibilidad debe ser entendida como una oportunidad para la innovación de los procesos productivos, para la diferenciación y la legitimación social de las empresas. Es una invitación a replantear el papel de las empresas en la sociedad y, al mismo tiempo, una manera de contribuir a configurar sociedades más estables e inclusivas.

* Nicolás Liarte-Vejrup, docente en la Maestría en Dirección y Gestión de Organizaciones de la Universidad Blas Pascal.

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